martes, 8 de junio de 2010




A cierta edad...

 



Dicen algunos que, a cierta edad, después de los cuarenta, nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes.

Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable.

Pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento como ahora.

Ahora se que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que me venga a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, por que ni soy una princesa, ni vivo en una torre, ni tengo a un dragón que me esté custodiando

Hoy me reconozco mujer, capaz de amar.

Se que puedo dar sin pedir, pero también se que no tengo que hacer nada, ni dar nada que no me haga sentir bien.


Por fin encontré, hasta ahora, al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás y hasta hacer algunas cosas indebidas.

Y a pesar de ello, sentirme bien

Y por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy, si,… así un poco loca, mandona y muchas veces terca. También cariñosa, habladora, besucona, y a veces por algún motivo, triste, porque también tengo mis momentos tristes, esos en que pongo mi cara larga con un aire de pensante y me da por llorar.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado... sonrío a la que soy hoy
... me alegro del camino andado, y asumo mis errores.

Qué bien no sentir ese desosiego permanente que produce correr tras los sueños!

¡Qué bien! Ya aprendí a tener paciencia. El ser humano tarda mucho en madurar,… ¿verdad?

Hoy sé, por ejemplo, que no puedo retener el mar, aunque cuando estoy “con él” quisiera nunca tener que dejarlo.

Hoy sólo lo contemplo, me lleno “de él”. Y cuando llega el momento de partir, me despido diciéndole.

¡Hasta pronto!

También hoy sé que mis amigos y amigas son peregrinos del mismo camino, y que en cualquier momento nos encontramos y nos queremos.

Hoy sé que nadie es responsable de mi felicidad, solo yo!!!

Hoy sé que el viento extiende sus brazos cuando camino por la calle. Y que solo depende de mí sentirlo.

Hoy sé que la vida es bella……. Porque la he visto partir ya muchas veces.

Hoy vivo la vida así como es, bonita con sus ires y venires, con sus amores y desamores, con sus ratos de marea baja, con sus puestas de sol, con su ruido incesante.

Sólo quiero dejarla correr. No quiero pedirle nada. Sólo quiero tener lo que yo me busque, sólo quiero lo que yo merezca.

Hoy me doy cuenta que no soy una mujer invisible.



Siempre es preciso saber cuándo
                se acaba una etapa de la vida.













Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los por qué, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú.

Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.>La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos.

Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio. Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate. Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!                                                                                               Paulo Coelho

He aprendido...






Hoy he aprendido.... Que cuando sólo una persona me dice, "Tú me alegraste el día", me alegra el día.


Hoy he aprendido.... Que cuando te amarras a tu amargura, la felicidad amarrará en otro muelle.

Hoy he aprendido... Que cuando estás enamorado, se nota.

Hoy he aprendido.... Que ser bondadoso es más importante que tener la razón.

Hoy he aprendido.... Que nunca debemos rechazar el regalo de un niño.

Hoy he aprendido... Que yo siempre puedo rezar por otro cuando no tengo las fuerzas para ayudarlo de alguna otra manera.

Hoy he aprendido.... Que la vida es como un rollo de papel; mientras más se acerca a su fin, más rápido se acaba.

Hoy he aprendido.... Que deberíamos estar contentos aunque no tengamos todo lo que pedimos.

Hoy he aprendido.... Que las pequeñas cosas de todos los días hacen la vida más espectacular.

Hoy he aprendido.... Que bajo la coraza más dura hay alguien que quiere ser apreciado y amado.

Hoy he aprendido.... Que El Señor no lo hizo todo en un día. ¿Qué me hace pensar que yo puedo?

Hoy he aprendido... .Que la forma más fácil de crecer como persona es rodearme de gente más capaz que yo.

Hoy he aprendido.... Que todos con los que te encuentras se merecen que los recibas con una sonrisa.

Hoy he aprendido.... Que nadie es perfecto hasta que te enamoras de esa persona.

Hoy he aprendido.... Que la vida es dura pero yo soy más duro.

Hoy he aprendido.... Que las oportunidades nunca se pierden; alguien tomará la que dejaste pasar.

Hoy he aprendido.... Que debemos mantener nuestras palabras tiernas, porque mañana tal vez debamos masticarlas.

Hoy he aprendido.... Que una sonrisa es una forma muy barata de mejorar la presencia.

Hoy he aprendido.... Que mientras menos tiempo tengo disponible, más cosas termino.

Hoy he aprendido... Que ser positivo es usar mi inteligencia.

Hoy he aprendido... Que los buenos amigos y amigas se preocupan de saber lo que me agrada.

Hoy he aprendido... Que volar es hermoso y que se puede hacer sentado.

Hoy he aprendido... Que cuando dos se quieren, además son amigos.

Hoy he aprendido... Que dos pueden ser uno.

Hoy he aprendido... Que sentir tiene varias escalas. Y algunos no sabemos subir algunos peldaños

Hoy he sentido... Que siendo humilde, soy más grande y poderoso.

Hoy he sentido... Que dar es mi regocijo.

Hoy he sentido... Que todos tenemos una inmensa capacidad de amar y pocos lo sabemos.

Hoy he aprendido.... Que desearía haberle dicho a mi Madre y a mi Padre que los quería, una vez más, antes de que se fueran.

Hoy he sentido... Que la vida es corta y hermosa... Y por eso debemos aprovecharla.


Mamá...


Un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios.

Me vas a enviar mañana a la tierra; pero, ¿Como viviré tan pequeño e indefenso como soy?

Entre muchos Ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando: el te cuidará.

Pero dime: aquí en el cielo, no hago mas que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.

Tu Ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.

Y ¿Como entenderé cuando la gente me hable? Si no conozco el extraño idioma que hablan los mayores.

Tu Ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.

Y, ¿Que hará cuando quiera hablar contigo?

Tu Ángel te juntará las manitas y te enseñara a orar.

He oído que la tierra hay hombres malos ¿Quien me defenderá?

Tu Ángel te defenderá aun a costa de su vida.

Pero estaré siempre triste porque no te veré más señor.

Tu Ángel te hablara de mi y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque; Yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestre, y el niño presuroso, repetía suavemente:
Dios Mío, si ya me voy, dime al menos su nombre, ¿Cómo se llama mi Ángel?

Su nombre no importa, tu le llamarás "Mamá".

No hay comentarios:

Seguidores

Datos personales